Estefanía Clotilde de Bélgica (Stephanie Clotilde Louise Hermine Marie Charlotte von Belgien) nació el 21 de mayo de 1864 en Bruselas, ostentando el título de princesa. Fue la tercera de los hijos de Leopoldo Segundo, Rey de los Belgas, y de la reina María Enriqueta de Austria. Una de las primeras tragedias que Estefanía experimentó fue en 1869, cuando su hermano Leopoldo, de apenas 9 años falleció tras una serie de complicaciones de salud después de haberse caído dentro de un estanque en el parque de Laeken. A pesar que en ese entonces, Estefanía solo era una niña de 4 años de edad, este acontecimiento quedó profundamente grabado en su memoria, como un amargo recuerdo en su vida. Su educación formal comenzó después de cumplir 10 años de edad. En 1874 a la princesa se le designó una institutriz y recibió instrucción domiciliaria por parte de profesores privados que impartieron diversas disciplinas a lo largo de su formación, entre las que se incluyen idiomas como el francés, inglés, alemán, neerlandés y húngaro. Además de las matemáticas e historia, también aprendió el arte de la equitación. Aunque la instrucción de Estefanía era algo rudimentaria, la disciplina no dejaba de ser estricta. desde ese entonces, Estefanía comprendió perfectamente, tal y como ella misma lo mencionó, que su infancia como la conocía hasta ese momento había terminado.
Al ser hija de reyes, se esperaba que Estefanía contrajera matrimonio con un soberano reinante o tal vez, con un príncipe heredero. A los 14 años de edad, Estefanía conoció a la famosa emperatriz Isabel de Austria, cuando la monarca hizo una escala en la corte de Bruselas durante el invierno de 1878. Desde ese entonces, Isabel de Austria consideró a Estefanía como una posible candidata para casarse con su hijo Rodolfo, el príncipe heredero al trono Austriaco. Posteriormente, a los ojos de los emperadores, la princesa cumplía los criterios para que un día se convirtiese en gran emperatriz. El compromiso se formalizó en marzo de 1880. La boda se celebró el 10 de mayo de 1881, en la iglesia de San Agustín de Viena, un poco antes de cumplir los 17 años de edad. En un inicio, su matrimonio fue aparentemente feliz, ambos fueron capaz de entenderse, y su unión mostró cariño y respeto mutuo. Sin embargo , no pasó mucho tiempo para que surgieran algunas grietas en su relación que provocó las relaciones extramaritales de su esposo. En 1883, se dio la noticia de su embarazó, esta revelación ocasionó que al menos temporalmente, su relación volviese a fortalecerse, Rodolfo nuevamente mostró su afecto hacia ella, y ante las expectativas de un heredero varón, Estefanía dio a luz a una niña el 2 de septiembre de 1883, quien recibió el nombre de Isabel María, y con el tiempo fue conocida cariñosamente como Erzi.
A principios de 1886, su esposo Adolfo enfermó gravemente , todo indicaba que había contraído alguna enfermedad venérea, probablemente Gonorrea, a causa de su vida extramarital. Dada la seriedad de su enfermedad, la pareja se mudó a la isla de Lokrum para su eventual recuperación. Los médicos temiendo que se tratase de sífilis, trataron al príncipe con remedios de la época, incluyendo el mercurio, lo que posiblemente agravó sus problema psicológicos depresivos que desde hace tiempo ya había mostrado algunos signos. Durante este periodo, Estefanía también manifestó graves síntomas que, lamentablemente, condujeron a su esterilidad. Presuntamente había sido contagiada por su propio marido. Estos acontecimientos, deterioraron aún más, toda su relación. Desde 1887, la salud de Rodolfo se fue deteriorando cada vez más y su problema psicológico se manifestó. En 1888, Estefanía preocupada por Rodolfo, acudió a su suegro con la intención de convéncerlo de que interviniese en el problema de su hijo, pero el emperador minimizó el caso y no le tomo tanta importancia. Para ese entonces, Rodolfo había empezado una aventura con María de Vetsera, una misteriosa joven baronesa de la cual no se sabe casi nada sobre su vida pasada. El 30 de enero de 1889 la pareja de amantes fueron encontrados muertos en el pabellón de caza en Mayerling propiedad que Rodolfo había adquirido desde 1886. Todo indicaba que la pareja había cometido un acto de suicido, ya que Rodolfo había dejado una carta de despedida a su esposa Estefanía.
Tras el trágico acontecimiento, la princesa viuda solo deseaba retirarse de la corte, su intención era regresar con sus padres a Bruselas. Sin embargo, el emperador Francisco José I no consintió que abandonara Viena. En lugar de dar respuesta a su petición, se le autorizó para que residiera durante un tiempo en el castillo de Miramar, situado en Trieste. Con el transcurso del tiempo después de su viudez, su relación con su hija cada vez fue más distanciada, a tal grado su tutela pasó a manos de su abuelo, el emperador de Austria. Durante este periodo, la archiduquesa continuó una relación amorosa con el conde Artur Potocki, un romance que había empezado desde antes de la muerte de su marido. No obstante, la salud del conde era demasiado delicada a causa de su cáncer de laringe, lo que provocó su muerte en marzo de 1890. De regreso a Viena, Su vida en la corte volvió a ser la misma, constantemente debía de lidiar con trato indiferente de parte de los emperadores, y aunque se le permitió conservar su título de princesa heredera, sus funciones y ocupaciones se redujeron considerablemente. Mientras tanto, Estefanía empezó a dedicar de su tiempo a sus pasiones. Como el canto y disfrutaba asistir al teatro., Once años después de la muerte de Rodolfo, Estefanía contrajo matrimonio con el conde Elemér Lónyay, la boda se celebró el el 22 de marzo de 1900. Aunque el emperador estaba en desacuerdo con esta unión, terminó por aceptarlo con algo de desagrado. En consecuencia esta unión, Estefanía perdió sus rangos imperiales. Después de la boda, la pareja se instaló en el palacio de Palacio Zichy de Viena.
A principios de 1906, Estefanía y Elemér compraron la Mansión Rusovce en Hungría, una gran residencia de estilo neoclásico de 2400 hectáreas, rodeada de extensos jardines, en este lugar Estefanía llevó una vida tranquila durante un tiempo. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, mientras Hungría aún no se veía en profundas dificultades del conflicto, la se desempeñó como enfermera en su propio hogar, mientras que su esposo viajó a Rumanía y Serbia al aceptar un puesto en la cruz roja Austriaca. Con la caída del imperio Austrohúngaro en 1918, la familia imperial se vio obligada a abandonar Austria. No obstante, esta medida no perjudicaría ni a Estefanía, ni tampoco su hija Isabel, dado que ambas perdieron sus títulos imperiales a consecuencia de sus matrimonios, y por lo tanto habían sido excluidas de la casa Habsburgo. Después de la Primera Guerra Mundial, Estefanía vivió tranquilamente en Rusovce junto a su esposo. Aunque planeaba escribir sus memorias en 1923, no fue hasta 1935 cuando finalmente sus memorias, fueron publicadas bajo el título (Yo iba a ser emperatriz). La distante y mala relación con su hija Isabel, llevó a Estefanía a desheredarla en 1944. En cambio, legó sus propiedades a la orden de los Benedictinos, con la condición de que la orden se hiciese cargo de las deudas de Lónyay y de administrar sus bienes. Al año siguiente, tras la ocupación soviética en Hungría, Estefanía y su esposo tuvieron que abandonar su Mansión para refugiarse en la abadía de Pannonhalma. En ese lugar, Estefanía falleció de un derrame cerebral, el 23 de agosto de 1945, a los 81 años de edad. su cuerpo fue enterrado en la cripta de Pannonhalma en Hungría.
Publicar un comentario