La Princesa Zinaída Yusúpova: Belleza, Fortuna y Caridad en la Rusia Prerrevolucionaria

Zinaída Nikolaévna Yusúpova (Зинаи́да Никола́евна Юсу́пова) nació el 2 de septiembre de 1861 en San Petersburgo, durante el imperio Ruso. Fue la hija primogénita de Tatiana Aleksándrovna, y de Nikolás Borísovich. Desde temprana edad, al igual que su hermano y hermana, Zinaída recibió una sobresaliente educación,. Se cuenta que a los siete años, la joven princesa ya podía desenvolverse con elegancia en las reuniones sociales, mostrando una precoz madurez y al mismo tiempo un singular encanto. Sus padres gozaban de una inmensa riqueza gracias a sus fábricas de remolacha, aserraderos, destilerías y yacimientos petrolíferos. Eran dueños de más de cincuenta propiedades en toda Rusia, entre las que destacaban el Palacio Moika, el Palacio Yusúpov y el Palacio Arjánguelskoye. Durante su infancia, la princesa Zinaída sufrió la trágica pérdida de su hermano, el príncipe Boris, quien falleció a una edad temprana. Su hermana Tatiana también murió a los veintidós años en 1888. Debido a estas tristes circunstancias familiares, la princesa Zinaída se convirtió en la última y más grande heredera de la vasta fortuna de sus padres.


A lo largo de su vida fue considerada una mujer de suma belleza, y también de muchos principios. En su juventud, la princesa se vio obligada a rechazar la propuesta de matrimonio del Príncipe Alexander Battenberg, ya que con plena consciencia, sabía que su fortuna era lo único realmente lo que despertaba el interés de él. A los 21 años de edad contrajo matrimonio con el Conde Félix Sumarokov-Elston. La boda tuvo lugar el 4 de abril de 1882 en San Petersburgo, Rusia. Un decreto imperial otorgó a su esposo el derecho a llevar un doble título: Príncipe Yusupov y Conde Sumarokov-Elston, asegurando así la continuación del renombre de la familia Yusupov. A pesar de sus diferentes personalidades él un militar por vocación, ella una amante de los círculos intelectuales,  su unión fue feliz. Su hijo, Félix Yusupov, relató cómo su madre, por amor a su esposo, sacrificó a menudo sus propios intereses, un testimonio de su profunda devoción. A los largo de su matrimonio la pareja tuvo cuatro hijos, pero sólo dos lograron vivir a la edad adulta: Nicolás nacido en febrero de 1883, y el Félix, nacido en marzo de 1887. La hospitalidad de los Yusupov era legendaria. 


 El Gran Duque Alexander Mikhailovich la describió como una "mujer de singular belleza y profunda cultura espiritual" que "soportó con valentía el peso de su enorme fortuna, donando millones a obras de caridad y tratando de aliviar las necesidades humanas. La vida de la princesa no estuvo exenta de dolor ya que en 1908, su hijo Nikolai murió trágicamente en un duelo. Este suceso la sumió en una profunda profunda tristeza que la acompañaría por el resto de su vida. Aunque cercana a la familia imperial, especialmente al Gran Duque Sergei Alexandrovich y su esposa Isabel Feodorovna, Zinaida Yusupova se convirtió en una feroz crítica de la Emperatriz Alexandra Feodorovna en los años previos a la Revolución, debido a la influencia de Rasputín. Esta postura valiente culminó en una ruptura total con la zarina. Como cabeza de una de las familias nobles más importantes de Rusia, la Princesa Yusupova heredó una fortuna sin igual, que incluía la colección de joyas históricas más grande de Rusia, superada solo por la de la Familia Imperial. La Revolución Rusa marcó un antes y un después en su vida. Huyendo de los disturbios, los Yusupov se refugiaron en Crimea antes de embarcarse en el acorazado británico Marlborough en 1919, dejando atrás la mayor parte de su vasta fortuna y sus legendarias joyas, que habían sido escondidas en una bóveda secreta en el Palacio Moika, solo para ser descubiertas y vendidas por los bolcheviques en 1925. 


En el exilio, la princesa solo pudo llevar consigo las joyas más importantes e históricas, las cuales fue vendiendo para sostener a su familia. Inicialmente, los Yusupov se establecieron en Roma, mientras su hijo Félix y su familia se trasladaban a Londres. A diferencia de muchos emigrados rusos, Zinaida logró conservar algunos objetos de valor y propiedades, lo que le permitió continuar con sus labores caritativas. Fundó una oficina de búsqueda de empleo, un comedor gratuito y un taller de costura para ayudar a otros emigrados rusos. Su pragmatismo y fortaleza fueron admirados por quienes la conocieron en este periodo. Un periodista de la época la describió como la "más inteligente y sensata de ellas", alguien que no se aferraba al pasado sino que "intentó facilitar a otros la búsqueda de un nuevo camino. Tras la muerte de su esposo en 1928, Zinaida se trasladó a París para vivir con su hijo y su nuera, donde falleció el 24 de noviembre de 1939, a los 78 años de edad. Su cuerpo fue sepultado en Francia, en el cementerio ruso de Sainte-Genevieve-des-Bois, junto a los restos de sus seres queridos.


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