Matilde y Sofía: Trágicos finales de dos Princesas Austriacas que perecieron a causa del fuego

La historia, con sus caprichosas tramas, y en ocasiones con su cruel indiferencia, a veces nos depara relatos con finales trágicos que perduran a lo largo del tiempo. Tal es el caso de dos princesas europeas del siglo XIX, nacidas y criadas en el seno de la realeza austriaca, sus destinos convergieron en una terrible coincidente fatalidad, ya que ambas  perecieron trágicamente en incendiosLa primera historia nos transporta al 22 de mayo de 1867, en el majestuoso palacio de Hetzendorf, en Viena. Esa noche, la archiduquesa Matilde de Austria-Teschen, una joven de tan solo dieciocho años, quien era la hija menor del archiduque Alberto de Austria, y de la princesa Hildegarda de Baviera, se preparaba con entusiasmo para una velada en el teatro. 


Sin embargo, Para la ocasión, la archiduquesa había decidido usar un voluminoso vestido de muselina india, cuya tela que, siguiendo la moda de la época, solía ser impregnada con glicerina para darle mayor cuerpo y caída. Se cuenta, que poco antes de salir, Matilde no guardó la tentación de fumar un cigarrillo, a pesar de la estricta prohibición de su padre.  El momento trágico se desató cuando su padre entró inesperadamente en la habitación. Enseguida, Matilde en un intento desesperado por ocultar el cigarrillo detrás de su vestido, la tela, que era altamente inflamable debido a la glicerina que se le había aplicado, se incendió al instante. Las llamas la envolvieron con suma rapidez, provocándole graves quemaduras de segundo y tercer grado. A a pesar de los esfuerzos por salvarla, la archiduquesa murió el 6 de junio, exactamente dos semanas después de aquel trágico accidente. Su cuerpo fue sepultado en la bóveda de la cripta imperial de Viena, y siguiendo la tradición de los Habsburgos, su corazón fue depositado en la Herzgruft de la Iglesia de los Agustinos.


El segundo relato nos transporta a París de finales del siglo XIX, en esta ciudad, otra princesa de origen austriaco encontraría un final fatal entre el fuego. El 4 de mayo de 1897, el Bazar de la Charité, un evento benéfico muy concurrido, se transformó en todo un infierno cuando el edificio donde se realizaba el evento fue repentinamente cubierto en llamas. Durante la feria benéfica, habían llevado un cinematógrafo como atracción, un invento novedoso para la época. No obstante, las películas de proyección al estar fabricadas con materiales altamente inflamables provocaron el incendio que rápidamente se expandió sin control por todo el edificio. Al evento caritativo había asistido una gran cantidad de mujeres aristócratas para recaudar fondos para obras de caridad, entre todas ellas se encotraba la princesa Sofía Carlota de Baviera, de 50 años de edad, hermana de la famosa emperatriz Isabel de Austria. Cuando el fuego se desató y el pánico cundió, Sofía Carlota demostró un valor inquebrantable al mostrar un acto heroico, ya que se negó rotundamente a abandonar el edificio, insistiendo que no saldría a resguardar su vida hasta que los niños, visitantes y monjas que la acompañaban fueran salvadas primero. 


Una monja dominica que logró escapar a tiempo, testificó haber visto los últimos momentos de la princesa de Baviera, según su terminó, la princesa, al no tener escapatoria, se aridillo en medio de las llamas, y comenzó a rezar, un acto final de fe y abnegación frente a la inminente tragedia que cobró la vida de más de un centenar de personas. La identificación de sus restos fue una tarea ardua. dado que su cuerpo quedó gravemente desfigurado por la intensidad de las quemaduras. Tras varias horas de exámenes de cuerpos carbonizados, se logró identificar sus restos gracias a su empastes de oro que llevaba en su dentadura. Su muerte causó una gran conmoción en toda Francia y Europa debido al gran pesar y admiración que despertó su acto sacrificial. Finalmente, Sofía Carlota. princesa de Baviera y Duquesa de Alecón, fue sepultada en la Capilla Real de Dreux, en Francia.



Comentarios

Artículo Anterior Artículo Siguiente