María Adelaida Clotilde, mejor conocida simplemente como Clotilde de Sajonia-Coburgo y Gotha. nació el 8 de julio de 1846 en el castillo de Neuilly, en Francia. Fue la tercera de los hijos del Príncipe Augusto de Sajonia-Coburgo-Gotha y la de Princesa Clementina de Orleans. .Desde muy temprana edad, la infancia de la joven princesa fue excepcionalmente cosmopolita, transcurriendo en un constante movimiento por las cortes reales de Europa. Pasaba su tiempo entre el reino de su abuelo, el Rey Luis Felipe I de Francia, la corte de su tío en Bélgica, el ducado soberano de su familia paterna en Sajonia-Coburgo-Gotha, la Inglaterra de su prima, la Reina Victoria, y las tierras de su familia en Austria-Hungría. Esta vida de constante viaje también la expuso a los grandes cambios políticos de la época. Durante una de sus estancias en Francia, Clotilde presenció la Revolución de 1848 y la consecuente huida de la familia de Orleans al Reino Unido. A diferencia de la costumbre predominante en la época, Clotilde y sus hermanos fueron criados directamente por sus padres. Su educación fue impartida por institutrices, pero al mismo tiempo , sus padres supervisaban estrictamente su progreso.

En enero de 1863, la princesa Clotilde hizo su debut en la corte de Viena. Con 16 años de edad, fue rápidamente aclamada por distintiva belleza, destacando su cabello castaño y los ojos azules. Su posición y estatus la convertía en toda una candidata ideal, no solo poseía la importancia de su linaje, sino también una considerable fortuna familiar y vastas conexiones a través de las cortes alrededor de Europa, lo que atrajo rápidamente la atención de numerosos pretendientes. El verano siguiente a su presentación, Clotilde conoció al Archiduque José de Habsburgo-Lorena, miembro de la rama húngara de la familia imperial austriaca. El proyecto matrimonial fue respaldado con éxito por la hermana del Archiduque José, la reina belga María Enriqueta, Duquesa de Brabante, y obtuvo la aprobación del emperador Francisco José de Austria. La unión se celebró con una suntuosa boda el 12 de mayo de 1864, en Coburgo, Alemania .Tras el matrimonio, la archiduquesa Clotilde y el archiduque José pasaron su luna de miel en Verona, Italia. Debido al puesto del Archiduque en un principio habían establecido en la ciudad de Linz, Austria, pero en 1867, la pareja se trasladó de forma definitiva a Alcsút. Su enlace con su esposo fue aparentemente feliz, y a lo largo de su matrimonio la pareja tuvo siete hijos (Clementina, María, Margarita, José, Ladislao, Enriqueta, y por último Clotilde). En 1866 tuvo la desgracia de ver morir a su primogénita cuando apenas tenía una año de edad.

En enero de 1863, la princesa Clotilde hizo su debut en la corte de Viena. Con 16 años de edad, fue rápidamente aclamada por distintiva belleza, destacando su cabello castaño y los ojos azules. Su posición y estatus la convertía en toda una candidata ideal, no solo poseía la importancia de su linaje, sino también una considerable fortuna familiar y vastas conexiones a través de las cortes alrededor de Europa, lo que atrajo rápidamente la atención de numerosos pretendientes. El verano siguiente a su presentación, Clotilde conoció al Archiduque José de Habsburgo-Lorena, miembro de la rama húngara de la familia imperial austriaca. El proyecto matrimonial fue respaldado con éxito por la hermana del Archiduque José, la reina belga María Enriqueta, Duquesa de Brabante, y obtuvo la aprobación del emperador Francisco José de Austria. La unión se celebró con una suntuosa boda el 12 de mayo de 1864, en Coburgo, Alemania .Tras el matrimonio, la archiduquesa Clotilde y el archiduque José pasaron su luna de miel en Verona, Italia. Debido al puesto del Archiduque en un principio habían establecido en la ciudad de Linz, Austria, pero en 1867, la pareja se trasladó de forma definitiva a Alcsút. Su enlace con su esposo fue aparentemente feliz, y a lo largo de su matrimonio la pareja tuvo siete hijos (Clementina, María, Margarita, José, Ladislao, Enriqueta, y por último Clotilde). En 1866 tuvo la desgracia de ver morir a su primogénita cuando apenas tenía una año de edad.
Junto a su esposo, la Archiduquesa Clotilde se dedicó a criar a sus hijos según las tradiciones húngaras. Los niños fueron educados en la lengua húngara y, durante su infancia, participaban activamente en los festivales y eventos del pueblo. Este fuerte enfoque en la identidad húngara elevó a Clotilde y a su familia a una posición destacada dentro del Reino. Ocuparon un lugar central en eventos clave, como la coronación del Emperador Francisco José y su esposa en Budapest el 8 de junio de 1867. A pesar de su considerable fortuna, la Archiduquesa Clotilde y su esposo, el Archiduque José, no optaron por una vida ociosa. Por el contrario, eran considerados astutos hombres de negocios que realizaron importantes inversiones para aumentar su patrimonio. Su proyecto más exitoso se enfocó en la Isla Margarita, ubicada en el Danubio. En 1869 inauguraron un lujoso balneario internacional, convirtiéndose en todo un éxito. Entusiasmado por su logro la pareja fue adquiriendo más propiedades, incluyendo una villa en Fiume, en la costa dálmata. Además, Clotilde desarrolló una gran pasión por el arte, coleccionando obras inspiradas en el movimiento Jugendstil. En 1893, se aseguró la continuación de su linaje con un matrimonio de gran relieve: su hijo mayor, el Archiduque José Augusto, se casó con la Princesa Augusta de Baviera, nieta directa del Emperador Francisco José, cimentando aún más los lazos con la Casa Imperial.
Sin embargo, a finales de la década de 1890 y principios del siglo XX, Clotilde se enfrentaría a una dolorosa cadena de seres queridos que ensombrecerían su vida. La primera pérdida ocurrió en 1895, cuando su hijo menor, el Archiduque Ladislao, falleció a la joven edad de 20 años tras caerse de un caballo. Ocho años después. en mil novecientos tres, su hija menor, también llamada Clotilde, murió a los diecinueve años debido a complicaciones de neumonía, y dos años más tarde, en mil novecientos cinco, la Archiduquesa también enfrentó la pérdida su esposo, el Archiduque José, quien murió a causa de un cáncer generalizado. Pese al reconocido espíritu empresarial y la considerable fortuna que la Archiduquesa Clotilde y su esposo habían amasado, no todas las empresas que manejó resultaron exitosas, ya que después de haber quedado viuda, Clotilde tomó decisiones demasiados imprudentes y arriesgadas que la llevaron a perder casi la totalidad su patrimonio. Para librarse de una total bancarrota, recurrió a la ayuda financiera de parte de sus yernos, el Duque de Orleans y el Príncipe de Thurn y Taxis. Se decía que tenía una deuda de aproximadamente veinte millones. Finalmente, Clotilde fallecería el 3 de junio de 1927, en el Castillo de Alcsút, a los ochenta años de edad. Su cuerpo fue sepultado en la cripta del Castillo de Buda, junto a los restos de su esposo y sus hijos. En la década de 1970, las tumbas familiares en la cripta fueron saqueadas por desconocidos, pero 1980, dichas tumbas fueron restauradas gracias a la labor del profesor de biología húngaro Stephen Kiszely.



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