Cecilia de Mecklemburgo-Schwerin: La última princesa heredera de Alemania

Cecilia de Mecklemburgo-Schwerin (Cecilie Auguste Marie Herzogin zu Mecklenburg) nació el 20 de septiembre de 1886 en el palacio de Schwerin durante el Imperio Alemán,  fue la última de los hijos del gran duque Federico Francisco III de Mecklemburgo-Schwerin y de la gran duquesa Anastasia Mijáilovna de Rusia, su ascendencia la conectaba directamente con dos de las dinastías más poderosas de Europa. Cecilia Pasó la mayor parte de su infancia en Schwerin, entre las residencias reales del Palacio de Ludwigslust y el pabellón de caza de Gelbensande, pero debido al clima frío que no era nada favorable para la salud de su padre, quien padecía asma, pasaba los inviernos junto a su familia en Cannes, en el sur de Francia.


En junio de 1904, durante la boda de su hermano Federico Francisco IV en Schwerin , Cecilia, quien en ese entonces tenía 17 años de edad, conoció a Guillermo de Prusia, el príncipe heredero de Alemania. Mientras tanto, Guillermo al quedar profundamente impresionado de su  distinguida belleza, contrajeron matrimonio un año después. La pareja se casó el 6 de junio de 1905 en la emblemática catedral de Berlín. A lo largo de su matrimonio tuvieron seis hijos (Guillermo, Luis, Humberto, Federico, Alejandrina y Cecilia). Como esposa del heredero al trono Alemán, Cecilia ascendió al rango de Su Alteza Imperial y Real, convirtiéndose en la princesa heredera tanto de Alemania como de Prusia, se esperaba en un futuro se convirtiese en la emperatriz. 

Posteriormente, la pareja estableció su residencia de verano en el Palacio de Mármol en Potsdam. Sin embargo, cada año, al comenzar la temporada de la corte en enero, la pareja regresaba al palacio del príncipe heredero, en Berlín. Aunque el matrimonio aparentaba ser feliz públicamente, pronto surgieron dificultades que tensaron la relación debido a la infidelidad de su esposo, pero a pesar de todas los problemas conyugales lograron procrear 6 hijos. Durante su época, fue considerada todo un icono de la moda y la elegancia, convirtiéndose en una referente para muchas mujeres alemanas que en muchas ocasiones intentaban imitar su estilo y peinados. La vida de Cecilia en Berlín transcurría entre responsabilidades de la realeza, como la asistencia a desfiles militares, banquetes de gala, al igual como visitas de Estado a cortes extranjeras. A fines de mil novecientos diez, la agenda de Cecilia se vio marcada por una serie de viajes diplomáticos. Después de una gira por Ceilán, India y Egipto, la pareja heredera visitó San Petersburgo para asistir a las celebraciones por el cumpleaños del Zar Nicolás II de Rusia,  posteriormente, viajaron hasta Londres donde fueron recibidos con todos los honores por el rey Jorge V y la reina María.

En 1915, mientras Europa se sumía en el caos de la guerra, Cecilia de Mecklemburgo-Schwerin dios a luz a su hija Alejandrina, quien nació con síndrome de Down, pero la noticia no se divulgó al instante debido a los rígidos protocolos de la corte que acostumbraban en esos momentos. Tras la total derrota de Alemania, su esposo Federico junto a su padre, el Káiser Guillermo II, quien había abdicado d su cargo, se vieron obligados a refugiarse en los Países Bajos. Mientras tanto, Cecilia, al rechazar la idea de abandonar su patria, buscó la manera de permanecer junto a sus hijos en Alemania. Después de que las autoridades concedieron permiso a su petición, se instaló rápidamente en el palacio Cecilienhof, que era su residencia privada. A consecuencias de las difíciles circunstancias, se vio en la necesidad de reducir hasta la mitad su personal doméstico, y la educación de sus hijos dejaron de estar bajo la tutelas de profesores privados y empezaron a asistir por primera vez a una a escuela cercana. No fue hasta 1923, cuando a su esposo se le permitió regresar a Alemania, pero para ese entonces su relación se había deteriorado a causa de las constantes infidelidades de parte de Guillermo. 

A pesar de que Cecilia estaba más que dispuesta a separarse de su esposo, todavía seguían reuniéndose por sólo compromiso en ciertos eventos sociales por el bienestar de la unidad familiar. Los años posteriores, Cecilia mantuvo una tranquila vida en Cecilienhof, en donde disfrutó de su pasón por la música, y en 1934 tuvo la dicha de presenciar el nacimiento de su primera nieta, quién bautizaron con el nombre de Felicita. No obstante, su calma y tranquilidad se vio seriamente perturbada con el estallido de la segunda guerra mundial. En mayo de 1940, su hijo mayor, el príncipe Guillermo, murió trágicamente después de haber sido herido cuando se encontraba combatiendo en Francia. La terrible muerte de su hijo, fue considerada un acto heroico y su funeral atrajo alrededor de cincuenta mil personas, esto provoco el enfurecimiento de Hitler ya que no podía permitir que miembros de la antigua monarquía tuviesen un glorioso papel en su propia guerra. Como resultado, se prohibió a todos los príncipes de antiguas dinastías alemanas servir en el frente y Posteriormente todos fueron dados de baja de las fuerzas armadas,

En 1941, tras la muerte de Guillermo II, su esposo se convirtió en jefe de la Casa de Hohenzollern. Debido al régimen nazi, la familia se mudó al Palacio de Oels, buscando tranquilidad lejos de los disturbios de Berlín. No obstante, con el avance del ejército rojo, tuvieron que abandonar el palacio de Oels y refugiarse en Potsdam por un tiempo. En febrero de mil novecientos cuarenta y cinco, Cecilia y su familia dejaron el palacio de Cecilienhof definitivamente. En 1950, Cecilia experimentó otra triste pérdida cuando su hijo Huberto falleció a causa de una apendicitis. Un año después, su esposo Guillermo murió debido a un ataque al corazón y fue enterrado junto a las cenizas de Huberto en el castillo de Hohenzollern. Después de los eventos funerarios de su marido, Cecilia permaneció en Bad Kissingen hasta año siguiente, en 1952 se mudó a un apartamento en Stuttgart, y fue durante ese mismo año que decidió compartir sus memorias bajo el título "Recuerdos". Finalmente, falleció el 6 de mayo de 1954, a los 67 años de edad, tres años después que su marido, Sus restos descansan en el cementerio familiar del castillo de Hohenzollern, junto con los de su esposo.



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