Familiares y dignatarios se reunieron hoy en la Catedral de Westminster para dar el último adiós a la Duquesa Catalina de Kent, en un funeral que marcó un precedente en la historia de la realeza británica. La Duquesa, fallecida el 4 de septiembre a los 92 años, fue despedida en la primera ceremonia fúnebre católica celebrada en la historia británica moderna para un miembro de la familia real.
La Duquesa de Kent, casada con el Príncipe Eduardo, Duque de Kent (primo hermano de la Reina Isabel II), se había convertido al catolicismo en 1994. Su decisión y el posterior funeral en una catedral católica romana reflejan la modernización y la apertura de la monarquía británica. La ceremonia, un emotivo acto de fe, se celebró en la misma catedral donde la Duquesa fue recibida en la Iglesia Católica.
El servicio, al que asistieron miembros de la familia real y amigos cercanos, honró la vida de la Duquesa y su discreto pero significativo servicio a la Corona. Posteriormente, los restos de Su Alteza Real serán inhumados en el Cementerio Real de Frogmore, en Windsor, un lugar de descanso final para numerosos miembros de la realeza británica.
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