La figura de Antonio López de Santa Anna, uno de los personajes más controvertidos de la historia de México, está marcada por una serie de anécdotas que para bien o para mal, han trascendido a través del tiempo. Una de las más curiosas tiene como protagonista a una prótesis de pierna, objeto que fe convirtió en un peculiar trofeo de guerra. Como es bien sabido, Santa Anna sufrió la amputación de una pierna a causa de una bala de cañón cuando peleaba contra los franceses en la conocida guerra de los pasteles en 1938. Esta pérdida física no fue ningún tipo obstáculo para que continuara su carrera militar al utilizar una prótesis que le permitía desplazarse y participar en diversas campañas a lo largo de su su vida.
En 1847, durante la Batalla del Cerro Gordo, Santa Anna fue sorprendido por las tropas estadounidenses y se vio obligado a huir de manera precipitada. En la apresurada retirada, el general mexicano no tuvo ni siquiera tiempo de recuperar su prótesis, la cual quedó abandonada en su campamento. Los soldados estadounidenses, al tomar el lugar, encontraron no solo la prótesis, sino que también una considerable suma de dinero en oro y un pollo, el cual Santa Anna se disponía a comer. La prótesis de Santa Anna se convirtió en un trofeo de guerra sumamente inusual. Actualmente, este peculiar objeto se encuentra exhibido en el Museo Militar del Estado de Illinois en Springfield, Texas, como un fiel testimonio de una época convulsa y de las curiosidades que pueden surgir en el fragor de una guerra.
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